Para pensar...
Lo que Clinton calló
Un ejemplo clásico del poder de las microexpresiones se puede detectar en el video de la rueda de prensa del presidente Bill Clinton (en enero de 1998) cuando salió ante las cámaras y negó que había tenido relaciones sexuales con la joven funcionaria Mónica Lewinsky.
Justo al final de su breve declaración, luego de agradecer a la prensa y empezar a marcharse, en el instante en que deja de ver a las cámaras inclina ligeramente la cabeza y esconde sus labios de tal manera que las comisuras de su boca forma una pequeña letra "u" invertida, mientras mantiene sus ojos y cejas neutrales.
Estas son las características de la expresión facial de la vergüenza. más tarde, en agosto de 1998, el entonces presidente nuevamente compadeció frente a las cámaras y esta vez admitió que había tenido una "relación física inapropiada" con Lewinsky.
Detección del engaño
El gran problema del lenguaje no verbal es que es imposible llegar a una conclusión definitiva a partir de un solo gesto; los seres humanos somos criaturas complejas.
El contexto siempre es fundamental, e incluso los profesionales del tema a veces son incapaces de ponerse de acuerdo sobre el significado de una misma expresión.
Si te fijas bien en los gestos involuntarios que
aparecen en los momentos más inesperados, es posible detectar los engaños de
una persona que está mintiendo. Eso sí, se debe tener muy presente que un único
gesto nunca es concluyente.
La sonrisa de Duchenne
Se supone que cuando sonreímos de manera autentica, estiramos la comisura de los labios, gracias al musculo cigomático mayor, y arrugamos los ojos, gracias al musculo orbicular, que tenemos alrededor de los ojos.
Cuando alguien sonríe de forma autentica, se supone que cierra un poco los ojos, y estira la comisura de los labios.
La sonrisa de Duchenne, una sonrisa autentica.
"En las cosas del mundo hay dos principios fundamentales: las palabras que pueden transformar el mundo y el mundo que no tiene nada que ver con las palabras" (Mishima, 1970)